Los grupos de oración de por sí no tienen un esquema específico ni estandarizado, pero de acuerdo a lo que se vive en ellos podemos especificar algunos pasos en términos generales.
1. normalmente se inica con cantos de animación y acogida de los participantes.
2. en algunas partes o grupos se reza el santo rosario.
3. se hace oración pidiendo el Espíritu Santo, (se canta al Espíritu Santo)
4. se pide la protección con la sangre de Cristo y se hace oración de perdon y purificación.
5. se hace oración de alabanza.
6. se lee un texto bíblico y se medida (si en el grupo hay una persona prepara da una explicación del texto leído), lo importante es medidar el texto y orar con él se puede contar algún testimonio de la acción de Dios entre los participantes.
7. se hace oración de interseción y de acción de gracias.
8. se termina con la oración del Padre Nuestro, el ave maria y el gloria al Padre.
9. se despiden con un abrazo de fraterno.
Este es más omenos un derrotero de los grupos de oración, lo más importante en cada grupo es experimentar la presencia de Cristo Vivo y Resucitado, alabarlo y adorarlo con el poder del Espíritu Santo, pero no es conveniente esquematisarlo de una manera rígida porque se puede limitar la acción del Espíritu Santo dentro de los Paricipantes del Grupo de oración.
Es muy importante la apertura dócil al Espíritu Santo, que él sea el que guíe el grupo de acuerdo a las necesidades del momento de cada uno de los participantes. El que dirige o anima el grupo es un facilitador, abierto al Espíritu, que va conduciendo a los participanate hacia la apertura total y a que vivan la experiencia plena de la acción de Dios en medio de ellos.
jueves, 17 de julio de 2008
lunes, 7 de julio de 2008
MUSICA CARISMATICA
1ª CANTOS CARISMÁTICOS
Con el nacimiento de los grupos de oración surge una música nueva. La Iglesia estaba necesitando esta música:
· Alegre.
· Sencilla.
· Viva y testimonial.
Muchas veces, se conocían antes las canciones que al propio movimiento de la R.C. Aprendimos Alabaré y Yo tengo un gozo en el alma sin saber de donde venían.
Eran cantos que nos arrastraban. El canto iba delante de la vida.
El canto nos invitaba a :
· Salir de una religiosidad individual hacia una comunitaria.
· Pasar del estancamiento al caminar juntos; de la tristeza a la alegría; de la no-alabanza a la alabanza.
Es la época de Te vengo a decir, Una mirada de fe, Yo soy testigo, Oh, Señor, quiero que ardas en mi ser, Si yo confío en el Señor ...
Queríamos levantar las manos pero no sabíamos muy bien por qué. Los cantos tenían fuerza en sí mismos y trasmitían lo que decían.
Había poca experiencia y poca técnica. El ministerio de música se ejercía de forma espontánea. Cualquier hermano en el grupo podía sugerir un canto; entonarlo, incluso.
Imperaba la frescura, la novedad del Espíritu ... y el riesgo del "todo vale".
Los peligros de esta etapa son :
· El desorden.
· La falta de discernimiento.
Se empieza a vislumbrar una nueva manera de cantar para el Señor y, al mismo tiempo, la necesidad de ordenar, discernir y descubrir esta nueva visión de la música para que dé gloria a Dios.
Distinguimos:
1. Música ungida por el Espíritu Santo
2. Música que suena incluso bien. pero no toca los corazones.
La visión va dirigida a crear ministerios de música en los grupos. Los servidores nombran un responsable. Este responsable va haciendo equipo. Hay problemas de obediencia a los responsables de música porque había habido un tiempo de caminar por libre. Los ministerios de música tienen que reunirse, rezar juntos, aprender a trabajar en equipo, corregirse fraternalmente...
2ª MÚSICA UNGIDA
La música es algo capaz de tocar las fibras más sensibles de nuestro ser. Puede gustarnos, emocionarnos, enternecernos...
Pero sólo la música ungida puede -además de todo lo anterior- CONVERTIRNOS: hacer que, en una determinada circunstancia o momento de nuestra vida, nuestro corazón se vuelva hacia Dios y seamos capaces de tomar una determinación, o que en nuestro interior se realice un cambio.
Sería un error pensar que si en una asamblea de oración los hermanos no se convierten es porque la música no es ungida. Hay una parte que está en nosotros, que somos un pueblo de dura cerviz y corazón rebelde. Pero los M. de M. tienen que tener claro cuál es el objetivo: su música está llamada a ser un puente entre el pueblo y Dios, un canal .Y es imprescindible que ese acceso -el corazón de los músicos- esté limpio y preparado para llevar al pueblo a Dios, para poner al pueblo mirando hacia Dios.
Así empezamos a descubrir un paralelismo entre la música que surge de los hermanos y su vida espiritual. La música ungida supone vida en el Espíritu, vida en el Señorío de Cristo, vida espiritual profunda, compromiso con el grupo, deseo de servicio...
Este ministerio no se puede ejercer para gloria de Dios sobre una vida dispersa, poco comprometida en el grupo. Si no hay un caminar en el Señor no se puede pretender que, al llegar a un retiro, se junten 10 o 12 hermanos para formar el ministerio de música y haya una música ungida. Se presenta un camino mucho más largo y difícil que aquel que veíamos al iniciar este ministerio -coger la guitarra y aprender unos cantos para animar la oración-. De este modo, poco a poco, los M. de M. empiezan a ser fuertes. En muchos casos, tienen más fuerza que los que dirigen la oración y hasta -a veces- puede parecer que es la música quien dirige la oración. Surgen entonces otros problemas en torno a la música que tienen que ver con un carisma que es muy vistoso y deseado.
Esta etapa tiene también su pecado: la apropiación del don (El don es mío, lo uso como quiero y como yo lo entiendo; los servidores no tienen ni idea de música; yo no me tengo que someter a nadie; si acaso, a otro músico que yo considere "superior"). Esta actitud de falta de humildad y de sometimiento a los responsables rompe el Cuerpo de Cristo.
Por ello, en este caminar es necesaria una interpelación mutua. Los músicos deben preguntar a los responsables: ¿cómo ha ido hoy la música? ¿qué os ha parecido? ¿cómo habéis percibido a la asamblea?. Los responsables deben escuchar a los músicos y acoger sus luces y sombras en el ejercicio del ministerio, de modo que las relaciones entre responsables y M.de M. se vayan haciendo más profundas.
3ª EL CÁNTICO ESPIRITUAL
Cuando un M de M. lleva años trabajando en serio; descubriendo, cultivando y dejando crecer el don de Dios; formando un verdadero equipo que permanece unido en los buenos momentos y en los malos, que persevera en el amor fraterno y en la cruz que suponemos siempre los unos para los otros, sin tirar la toalla ... ; entonces, Dios -que es fiel- regala a este M. de M. más dones, carismas nuevos; pequeñas y grandes manifestaciones carismáticas que condensamos en este nombre : Cántico espiritual.
Es el canto que surge en el corazón de los santos. Es la melodía interior que corresponde a los músicos hacer salir y llevar al pueblo de Dios. Es hacer realidad las palabras de S. Agustín:
"Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. La alabanza a Dios reside en el mismo cantor" ( L.H. II, pag 607).
Este cántico prescinde de muchas cosas humanas. Va apareciendo, cada vez, más puro y limpio. Este cántico no se improvisa. Surge de un proceso espiritual (Hay que morir para "vivir" ; "Caminaré siempre contigo"). Surge de la unidad del corazón del músico con el corazón de Cristo, a través de un caminar interior que termina en el cielo. Surge cuando en la vida del músico hay un abandono a la voluntad del Padre y "ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí" .
El peligro está en :
· La soberbia, la vanidad, la arrogancia en el ejercicio del carisma.
· El alejamiento del pueblo. Falta de delicadeza y sencillez. Vivir la música para complacencia propia, olvidándose del pueblo.
En esta etapa aparece una mayor facilidad para cantar en lenguas, para salmodiar, para cantar en el Espíritu con la libertad de los hijos de Dios y para descubrir el ejercicio de los carismas con una nueva vitalidad. El Espíritu Santo se nos muestra con creatividad y novedad en la alabanza, la adoración, la intercesión ...
Aquí en la Tierra se nos permitirá vivir "algo" de este cántico, anticipo de toda una eternidad en la que, "como ruido de muchedumbre inmensa, como murmullo de muchas aguas, como fragor de fuertes truenos" (Ap 19, 6), el canto nuevo ya no cesará jamás.
Javier Rodríguez y Montse
Con el nacimiento de los grupos de oración surge una música nueva. La Iglesia estaba necesitando esta música:
· Alegre.
· Sencilla.
· Viva y testimonial.
Muchas veces, se conocían antes las canciones que al propio movimiento de la R.C. Aprendimos Alabaré y Yo tengo un gozo en el alma sin saber de donde venían.
Eran cantos que nos arrastraban. El canto iba delante de la vida.
El canto nos invitaba a :
· Salir de una religiosidad individual hacia una comunitaria.
· Pasar del estancamiento al caminar juntos; de la tristeza a la alegría; de la no-alabanza a la alabanza.
Es la época de Te vengo a decir, Una mirada de fe, Yo soy testigo, Oh, Señor, quiero que ardas en mi ser, Si yo confío en el Señor ...
Queríamos levantar las manos pero no sabíamos muy bien por qué. Los cantos tenían fuerza en sí mismos y trasmitían lo que decían.
Había poca experiencia y poca técnica. El ministerio de música se ejercía de forma espontánea. Cualquier hermano en el grupo podía sugerir un canto; entonarlo, incluso.
Imperaba la frescura, la novedad del Espíritu ... y el riesgo del "todo vale".
Los peligros de esta etapa son :
· El desorden.
· La falta de discernimiento.
Se empieza a vislumbrar una nueva manera de cantar para el Señor y, al mismo tiempo, la necesidad de ordenar, discernir y descubrir esta nueva visión de la música para que dé gloria a Dios.
Distinguimos:
1. Música ungida por el Espíritu Santo
2. Música que suena incluso bien. pero no toca los corazones.
La visión va dirigida a crear ministerios de música en los grupos. Los servidores nombran un responsable. Este responsable va haciendo equipo. Hay problemas de obediencia a los responsables de música porque había habido un tiempo de caminar por libre. Los ministerios de música tienen que reunirse, rezar juntos, aprender a trabajar en equipo, corregirse fraternalmente...
2ª MÚSICA UNGIDA
La música es algo capaz de tocar las fibras más sensibles de nuestro ser. Puede gustarnos, emocionarnos, enternecernos...
Pero sólo la música ungida puede -además de todo lo anterior- CONVERTIRNOS: hacer que, en una determinada circunstancia o momento de nuestra vida, nuestro corazón se vuelva hacia Dios y seamos capaces de tomar una determinación, o que en nuestro interior se realice un cambio.
Sería un error pensar que si en una asamblea de oración los hermanos no se convierten es porque la música no es ungida. Hay una parte que está en nosotros, que somos un pueblo de dura cerviz y corazón rebelde. Pero los M. de M. tienen que tener claro cuál es el objetivo: su música está llamada a ser un puente entre el pueblo y Dios, un canal .Y es imprescindible que ese acceso -el corazón de los músicos- esté limpio y preparado para llevar al pueblo a Dios, para poner al pueblo mirando hacia Dios.
Así empezamos a descubrir un paralelismo entre la música que surge de los hermanos y su vida espiritual. La música ungida supone vida en el Espíritu, vida en el Señorío de Cristo, vida espiritual profunda, compromiso con el grupo, deseo de servicio...
Este ministerio no se puede ejercer para gloria de Dios sobre una vida dispersa, poco comprometida en el grupo. Si no hay un caminar en el Señor no se puede pretender que, al llegar a un retiro, se junten 10 o 12 hermanos para formar el ministerio de música y haya una música ungida. Se presenta un camino mucho más largo y difícil que aquel que veíamos al iniciar este ministerio -coger la guitarra y aprender unos cantos para animar la oración-. De este modo, poco a poco, los M. de M. empiezan a ser fuertes. En muchos casos, tienen más fuerza que los que dirigen la oración y hasta -a veces- puede parecer que es la música quien dirige la oración. Surgen entonces otros problemas en torno a la música que tienen que ver con un carisma que es muy vistoso y deseado.
Esta etapa tiene también su pecado: la apropiación del don (El don es mío, lo uso como quiero y como yo lo entiendo; los servidores no tienen ni idea de música; yo no me tengo que someter a nadie; si acaso, a otro músico que yo considere "superior"). Esta actitud de falta de humildad y de sometimiento a los responsables rompe el Cuerpo de Cristo.
Por ello, en este caminar es necesaria una interpelación mutua. Los músicos deben preguntar a los responsables: ¿cómo ha ido hoy la música? ¿qué os ha parecido? ¿cómo habéis percibido a la asamblea?. Los responsables deben escuchar a los músicos y acoger sus luces y sombras en el ejercicio del ministerio, de modo que las relaciones entre responsables y M.de M. se vayan haciendo más profundas.
3ª EL CÁNTICO ESPIRITUAL
Cuando un M de M. lleva años trabajando en serio; descubriendo, cultivando y dejando crecer el don de Dios; formando un verdadero equipo que permanece unido en los buenos momentos y en los malos, que persevera en el amor fraterno y en la cruz que suponemos siempre los unos para los otros, sin tirar la toalla ... ; entonces, Dios -que es fiel- regala a este M. de M. más dones, carismas nuevos; pequeñas y grandes manifestaciones carismáticas que condensamos en este nombre : Cántico espiritual.
Es el canto que surge en el corazón de los santos. Es la melodía interior que corresponde a los músicos hacer salir y llevar al pueblo de Dios. Es hacer realidad las palabras de S. Agustín:
"Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. La alabanza a Dios reside en el mismo cantor" ( L.H. II, pag 607).
Este cántico prescinde de muchas cosas humanas. Va apareciendo, cada vez, más puro y limpio. Este cántico no se improvisa. Surge de un proceso espiritual (Hay que morir para "vivir" ; "Caminaré siempre contigo"). Surge de la unidad del corazón del músico con el corazón de Cristo, a través de un caminar interior que termina en el cielo. Surge cuando en la vida del músico hay un abandono a la voluntad del Padre y "ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí" .
El peligro está en :
· La soberbia, la vanidad, la arrogancia en el ejercicio del carisma.
· El alejamiento del pueblo. Falta de delicadeza y sencillez. Vivir la música para complacencia propia, olvidándose del pueblo.
En esta etapa aparece una mayor facilidad para cantar en lenguas, para salmodiar, para cantar en el Espíritu con la libertad de los hijos de Dios y para descubrir el ejercicio de los carismas con una nueva vitalidad. El Espíritu Santo se nos muestra con creatividad y novedad en la alabanza, la adoración, la intercesión ...
Aquí en la Tierra se nos permitirá vivir "algo" de este cántico, anticipo de toda una eternidad en la que, "como ruido de muchedumbre inmensa, como murmullo de muchas aguas, como fragor de fuertes truenos" (Ap 19, 6), el canto nuevo ya no cesará jamás.
Javier Rodríguez y Montse
domingo, 6 de julio de 2008
REAVIANDO LOS DENES DEL ESPIRITU PARTE II
ESQUEMA DE ENSEÑANZA
II Parte - Fuerza
A. Los dones: fuerza para la misión
B. La diversidad de dones
C. Diversidad de maneras y lugares
III Parte - Templanza
A. Los dones y la madurez
B. Podando los dones
C. Estudiando la historia de los dones
"Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza" (2 Tm 1 7). Al escribir sobre reavivar los dones, ya he hablado de como el amor motiva, libera, purifica y autentifica los dones espirituales (ver el número de Ene/Feb). Ahora me gustaría hablar de cómo el poder y la templanza están relacionados con la reavivación de los dones del Espíritu.
II. PODER
A. Los dones: fuerza para la misión
"..recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos.....hasta los confines de la tierra". (Hch 1 8). La palabra griega para fuerza es dynamis de la que derivamos la palabra dinámita: ¡un explosivo! El Espíritu Santo pretende ser explosivo en nuestras vidas. Ser bautizado en el Espíritu Santo pretende ser más que una experiencia de conversión, pretende ser una llamada llena de fuerza para salir y ser testigos de Cristo. En la Tertio Millenio Adveniente (45) el Papa Juan Pablo II dice: "También en nuestros días, el Espíritu es el agente principal de la nueva evangelización".
Los dones espirituales son una parte integral de la misión de evangelización. Pablo utiliza tres palabras para los dones carismáticos: dones, servicios y obras de fuerza. Las tres se utilizan para recalcar que los dones son para la obra de propagación de la Iglesia. Sin estos dones no hay fuerza en la evangelización. El fracaso a decir que sí a nuestra misión coarta los carismas.
B. La diversidad de dones
Los dones se ven coartados por una visión demasiado restringida de la diversidad de dones y de la diversidad de maneras en que el Señor quiere utilizarnos con sus dones.
Necesitamos pedir al Señor que reavive los carismas más familiares de lenguas, profecía, sanación y liberación, y orar por la nueva efusión de los dones de enseñanza, predicación, los dones de fe, de entrega, de misericordia, de ser servidores y administradores, los dones de intercesión y hospitalidad, los dones de palabras de sabiduría y conocimiento, y los dones de matrimonio, celibato, pobreza voluntaria e incluso martirio.
No limitéis la acción de Dios a lo que parece como las acciones sobrenaturales. Los carismas son manifestaciones concretas de la acción del Espíritu Santo que se orientan hacia el servicio y la construcción de la comunidad. Los dones de administración, ayuda y entrega son todos dones carismáticos mencionados por San Pablo. Necesitamos reconocer nuestros dones y talentos naturales y pedirle a Dios que los llene de fuerza para un mayor servicio al Cuerpo. Un carisma no siempre tiene que estar cargado emocionalmente: simplemente tiene que estar movido por el Espíritu.
Los carismas más importantes que han sido renovados son los carismas fundamentales de nuestras vocaciones en la vida. Necesitamos reconocerlos como carismas -como cargas de fuerza del Espíritu- y volver a apropiárnoslos de nuevo. Yo estuve a punto de abandonar la vida religiosa antes de ser bautizada con el Espíritu Santo. Mi vocación con el don del celibato se renovó por la efusión del Espíritu Santo.
C. Diversidad de maneras y lugares
Necesitamos tener una expectativa mayor de la diversidad de maneras y lugares en que el Señor quiere utilizarnos. ¡Estad abiertos a las sorpresas! No limitéis la acción de Dios a nuestras experiencias pasadas. Los dones carismáticos no son sólo para las reuniones de oración carismáticas. Una "palabra de conocimiento" es la revelación de una realidad para decisiones prácticas, no sólo para ministerios de sanación. Es un don para responder a problemas con niños, para aconsejar, para el sacramento de la reconciliación.
El don de profecía necesita ser utilizado en reuniones de sacerdotes, encuentros congregacionalistas y encuentros parroquiales. El Señor no nos quiere sólo para hablar en profecía en reuniones de oración, donde es fácil hacerlo, sino también para ser proféticos cuando significa hablar sobre principios impopulares del Evangelio.
Para Pablo, los profetas son gente importante en la Iglesia, junto con los apóstoles y los predicadores. Tienen un ministerio de recibir la divina revelación y de decirla. Él dice que la profecía es un signo para el no creyente; si hay una escasez de profetas va a haber una escasez de conversión.
También si hay una escasez de predicadores, la comunidad va a estar confundida. No sabrán lo que es doctrina verdadera o falsa. Necesitamos reavivar el don de la enseñanza para los hogares, los colegios, los grupos de oración, ministerios de nuestra iglesia así como nuestras reuniones carismáticas. El primer lugar donde experimenté el don carismático de la enseñanza fue en mi clase de instituto.
Necesitamos tener una expectativa más amplia incluso para los dones más familiares de sanación y el don de lenguas. La expectativa de sanación nunca abandóno completamente a la Iglesia católica, pero a menudo la relegamos a sitios extraordinarios como Lourdes y Fátima y a gente extraordinaria como los santos. Creo que existe un peligro en la Renovación Carismática de hoy de que volvamos a esperar que la sanación sólo suceda en relación con gente y lugares extraordinarios. Necesitamos esperar que la sanación suceda en nuestros hogares cuando oramos con nuestros hijos, en los sacramentos, en los ministerios de sanación de nuestros grupos de oración, en nuestros grupos de compartir, en los despachos de nuestros médicos mientras experimentamos la expansión del ministerio de sanación del Señor, ¡e incluso por teléfono!
III. TEMPLANZA
Los dones espirituales necesitan la disciplina de la templanza si vamos a crecer en ellos.
A. Los dones y la madurez
No es raro escuchar, "ya no necesitamos estos dones espirituales. Eran sólo para los primeros momentos de la Renovación Carismática, para que arrancáramos, pero ahora que hemos madurado ya no los necesitamos más".
Los carismas son para los cristianos maduros. Sí que necesitamos los dones espirituales para nuestro crecimiento continuo. No tienen que disminuir sino de hecho hacerse más fuertes mientras maduramos. Sin embargo, existe un cambio en la manera en que los experimentamos y utilizamos. Una razón para el debilitamiento en la utilización de los dones espirituales es no poder reconocer que nuestra madurez espiritual carismática necesita pasar por la misma "prueba de fuego" que los grandes maestros espirituales nos han contado a través de los siglos. A menudo, cesan las manifestaciones que el Señor utilizó al principio para captar nuestra atención cuando quería utilizarnos. Cada utilización de un don espiritual se hace un acto de fe, una especie de andar sobre el agua. Este caminar rápidamente en la fe es fácil cuando todavía estamos cerca de nuestra propia experiencia personal del Espíritu Santo, pero luego a menudo dejamos de reconocer que Dios nos purifica de cualquier apego que nos alejaría de una unión más estrecha con Él... no es sólo nuestro pecado, sino también nuestro apego a nuestros buenos sentimientos lo que nos puede conducir a pensar que somos mucho más santos de lo que somos. Él nos purifica incluso de nuestro apego a Sus dones que nos pueden hacer valorar los dones más que al Donante.
B. Podando los dones
Los dones se ven coartados por nuestro fracaso para dar y aceptar la corrección en la utilización de los mismos.
Los dones espirituales necesitan ser podados, no para suprimirlos, sin para que puedan florecer sin ser desacreditados por el mal uso. Si los dones se ven como algo sensacional y se vuelven fines en sí mismos, nunca se convertirán en una parte normal de nuestra vida cristiana, y algún día, demasiado pronto, se volverán a perder. Nuestro trabajo es aprender a utilizar los dones con una disciplina que puede liberar su fuerza más completa, y al mismo tiempo cumplir su verdadero propósito. Nos enseñan a buscar los dones proféticos (1 Cor 14 1), pero también se nos muestra que la profecía es una pesada responsabilidad y que los mismos profetas fueran los primeros en desear el discernimiento autorizado.
El don carismático del discernimiento -el don de distinguir la "inspiración" y de juzgar si está siendo realmente inspirada por el Espíritu Santo- necesita ser reavivado. Del mismo modo el don de ser pastor, que es el don tanto de alentar como de podar los dones, necesita ser desarrollado. Necesitamos tener tanto la voluntad como la humildad para dar y aceptar la corrección. Si los dones son disciplinados según la propia mentalidad de Dios, y utilizados para el único propósito de revelar y glorificarle, los experimentaremos como claves vitales para la construcción del Reino y permanecerán como un valor permanente de la Iglesia.
C. Estudiando la historia de los dones
Los dones se ven coartados por estar avergonzados de ellos o demasiado a la defensiva con respecto a ellos.
Nuestra necesidad de ser aceptados nos puede conducir a estar avergonzados de los dones y a restringirlos porque pueden alejar a la gente. Necesitamos estudiar acerca de los dones espirituales a través de la historia y conocer las declaraciones de la Iglesia sobre ellos. Es importante saber quienes somos, saber que los dones espirituales están verdaderamente en la doctrina e historia de la Iglesia, de manera que no les restemos importancia. Necesitamos estar convencidos del apoyo que tenemos de la Iglesia de manera que podamos estar en paz con quien somos.
Cuestiones para el debate
a) ¿Cómo hemos alentado y podado los dones carismáticos en nuestras reuniones?
b) ¿Cómo hemos experimentado el utilizarlos en la vida diaria?
II Parte - Fuerza
A. Los dones: fuerza para la misión
B. La diversidad de dones
C. Diversidad de maneras y lugares
III Parte - Templanza
A. Los dones y la madurez
B. Podando los dones
C. Estudiando la historia de los dones
"Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza" (2 Tm 1 7). Al escribir sobre reavivar los dones, ya he hablado de como el amor motiva, libera, purifica y autentifica los dones espirituales (ver el número de Ene/Feb). Ahora me gustaría hablar de cómo el poder y la templanza están relacionados con la reavivación de los dones del Espíritu.
II. PODER
A. Los dones: fuerza para la misión
"..recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos.....hasta los confines de la tierra". (Hch 1 8). La palabra griega para fuerza es dynamis de la que derivamos la palabra dinámita: ¡un explosivo! El Espíritu Santo pretende ser explosivo en nuestras vidas. Ser bautizado en el Espíritu Santo pretende ser más que una experiencia de conversión, pretende ser una llamada llena de fuerza para salir y ser testigos de Cristo. En la Tertio Millenio Adveniente (45) el Papa Juan Pablo II dice: "También en nuestros días, el Espíritu es el agente principal de la nueva evangelización".
Los dones espirituales son una parte integral de la misión de evangelización. Pablo utiliza tres palabras para los dones carismáticos: dones, servicios y obras de fuerza. Las tres se utilizan para recalcar que los dones son para la obra de propagación de la Iglesia. Sin estos dones no hay fuerza en la evangelización. El fracaso a decir que sí a nuestra misión coarta los carismas.
B. La diversidad de dones
Los dones se ven coartados por una visión demasiado restringida de la diversidad de dones y de la diversidad de maneras en que el Señor quiere utilizarnos con sus dones.
Necesitamos pedir al Señor que reavive los carismas más familiares de lenguas, profecía, sanación y liberación, y orar por la nueva efusión de los dones de enseñanza, predicación, los dones de fe, de entrega, de misericordia, de ser servidores y administradores, los dones de intercesión y hospitalidad, los dones de palabras de sabiduría y conocimiento, y los dones de matrimonio, celibato, pobreza voluntaria e incluso martirio.
No limitéis la acción de Dios a lo que parece como las acciones sobrenaturales. Los carismas son manifestaciones concretas de la acción del Espíritu Santo que se orientan hacia el servicio y la construcción de la comunidad. Los dones de administración, ayuda y entrega son todos dones carismáticos mencionados por San Pablo. Necesitamos reconocer nuestros dones y talentos naturales y pedirle a Dios que los llene de fuerza para un mayor servicio al Cuerpo. Un carisma no siempre tiene que estar cargado emocionalmente: simplemente tiene que estar movido por el Espíritu.
Los carismas más importantes que han sido renovados son los carismas fundamentales de nuestras vocaciones en la vida. Necesitamos reconocerlos como carismas -como cargas de fuerza del Espíritu- y volver a apropiárnoslos de nuevo. Yo estuve a punto de abandonar la vida religiosa antes de ser bautizada con el Espíritu Santo. Mi vocación con el don del celibato se renovó por la efusión del Espíritu Santo.
C. Diversidad de maneras y lugares
Necesitamos tener una expectativa mayor de la diversidad de maneras y lugares en que el Señor quiere utilizarnos. ¡Estad abiertos a las sorpresas! No limitéis la acción de Dios a nuestras experiencias pasadas. Los dones carismáticos no son sólo para las reuniones de oración carismáticas. Una "palabra de conocimiento" es la revelación de una realidad para decisiones prácticas, no sólo para ministerios de sanación. Es un don para responder a problemas con niños, para aconsejar, para el sacramento de la reconciliación.
El don de profecía necesita ser utilizado en reuniones de sacerdotes, encuentros congregacionalistas y encuentros parroquiales. El Señor no nos quiere sólo para hablar en profecía en reuniones de oración, donde es fácil hacerlo, sino también para ser proféticos cuando significa hablar sobre principios impopulares del Evangelio.
Para Pablo, los profetas son gente importante en la Iglesia, junto con los apóstoles y los predicadores. Tienen un ministerio de recibir la divina revelación y de decirla. Él dice que la profecía es un signo para el no creyente; si hay una escasez de profetas va a haber una escasez de conversión.
También si hay una escasez de predicadores, la comunidad va a estar confundida. No sabrán lo que es doctrina verdadera o falsa. Necesitamos reavivar el don de la enseñanza para los hogares, los colegios, los grupos de oración, ministerios de nuestra iglesia así como nuestras reuniones carismáticas. El primer lugar donde experimenté el don carismático de la enseñanza fue en mi clase de instituto.
Necesitamos tener una expectativa más amplia incluso para los dones más familiares de sanación y el don de lenguas. La expectativa de sanación nunca abandóno completamente a la Iglesia católica, pero a menudo la relegamos a sitios extraordinarios como Lourdes y Fátima y a gente extraordinaria como los santos. Creo que existe un peligro en la Renovación Carismática de hoy de que volvamos a esperar que la sanación sólo suceda en relación con gente y lugares extraordinarios. Necesitamos esperar que la sanación suceda en nuestros hogares cuando oramos con nuestros hijos, en los sacramentos, en los ministerios de sanación de nuestros grupos de oración, en nuestros grupos de compartir, en los despachos de nuestros médicos mientras experimentamos la expansión del ministerio de sanación del Señor, ¡e incluso por teléfono!
III. TEMPLANZA
Los dones espirituales necesitan la disciplina de la templanza si vamos a crecer en ellos.
A. Los dones y la madurez
No es raro escuchar, "ya no necesitamos estos dones espirituales. Eran sólo para los primeros momentos de la Renovación Carismática, para que arrancáramos, pero ahora que hemos madurado ya no los necesitamos más".
Los carismas son para los cristianos maduros. Sí que necesitamos los dones espirituales para nuestro crecimiento continuo. No tienen que disminuir sino de hecho hacerse más fuertes mientras maduramos. Sin embargo, existe un cambio en la manera en que los experimentamos y utilizamos. Una razón para el debilitamiento en la utilización de los dones espirituales es no poder reconocer que nuestra madurez espiritual carismática necesita pasar por la misma "prueba de fuego" que los grandes maestros espirituales nos han contado a través de los siglos. A menudo, cesan las manifestaciones que el Señor utilizó al principio para captar nuestra atención cuando quería utilizarnos. Cada utilización de un don espiritual se hace un acto de fe, una especie de andar sobre el agua. Este caminar rápidamente en la fe es fácil cuando todavía estamos cerca de nuestra propia experiencia personal del Espíritu Santo, pero luego a menudo dejamos de reconocer que Dios nos purifica de cualquier apego que nos alejaría de una unión más estrecha con Él... no es sólo nuestro pecado, sino también nuestro apego a nuestros buenos sentimientos lo que nos puede conducir a pensar que somos mucho más santos de lo que somos. Él nos purifica incluso de nuestro apego a Sus dones que nos pueden hacer valorar los dones más que al Donante.
B. Podando los dones
Los dones se ven coartados por nuestro fracaso para dar y aceptar la corrección en la utilización de los mismos.
Los dones espirituales necesitan ser podados, no para suprimirlos, sin para que puedan florecer sin ser desacreditados por el mal uso. Si los dones se ven como algo sensacional y se vuelven fines en sí mismos, nunca se convertirán en una parte normal de nuestra vida cristiana, y algún día, demasiado pronto, se volverán a perder. Nuestro trabajo es aprender a utilizar los dones con una disciplina que puede liberar su fuerza más completa, y al mismo tiempo cumplir su verdadero propósito. Nos enseñan a buscar los dones proféticos (1 Cor 14 1), pero también se nos muestra que la profecía es una pesada responsabilidad y que los mismos profetas fueran los primeros en desear el discernimiento autorizado.
El don carismático del discernimiento -el don de distinguir la "inspiración" y de juzgar si está siendo realmente inspirada por el Espíritu Santo- necesita ser reavivado. Del mismo modo el don de ser pastor, que es el don tanto de alentar como de podar los dones, necesita ser desarrollado. Necesitamos tener tanto la voluntad como la humildad para dar y aceptar la corrección. Si los dones son disciplinados según la propia mentalidad de Dios, y utilizados para el único propósito de revelar y glorificarle, los experimentaremos como claves vitales para la construcción del Reino y permanecerán como un valor permanente de la Iglesia.
C. Estudiando la historia de los dones
Los dones se ven coartados por estar avergonzados de ellos o demasiado a la defensiva con respecto a ellos.
Nuestra necesidad de ser aceptados nos puede conducir a estar avergonzados de los dones y a restringirlos porque pueden alejar a la gente. Necesitamos estudiar acerca de los dones espirituales a través de la historia y conocer las declaraciones de la Iglesia sobre ellos. Es importante saber quienes somos, saber que los dones espirituales están verdaderamente en la doctrina e historia de la Iglesia, de manera que no les restemos importancia. Necesitamos estar convencidos del apoyo que tenemos de la Iglesia de manera que podamos estar en paz con quien somos.
Cuestiones para el debate
a) ¿Cómo hemos alentado y podado los dones carismáticos en nuestras reuniones?
b) ¿Cómo hemos experimentado el utilizarlos en la vida diaria?
REAVIVANDO LOS DONES DEL ESPIRITU
ESQUEMA DE ENSEÑANZA
PARTE I - EL AMOR
A. EL AMOR MOTIVA LOS DONES
B. LOS DONES EXPRESAN EL AMOR
C. EL AMOR LIBERA Y PURIFICA LOS DONES
D. LOS DONES SE APAGAN AL NO VER EL TRABAJO CONJUNTO DE LA DIVERSIDAD DE DONES
E. LOS DONES CARISMÁTICOS SE APAGAN SI SE LIMITAN A PERSONAS ESPECIALES
F. EL AMOR DA AUTENTICIDAD A LOS DONES
"Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2Tm 1 6). Me gustaría escribir acerca de reavivar los dones carismáticos centrando este versículo de Timoteo en la siguiente línea, versículo 7: "Porque no nos dió el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sinó de fortaleza, de amor y de templanza".
A. EL AMOR MOTIVA LOS DONES
"Buscad el amor. La caridad fraterna enraizada en el amor de Dios es el camino más perfecto"(1Cor 14 1; 13 1). Creo que con frecuencia hemos oído esa frase como un comentario que degrada los dones. Hemos tomado 1Corintios 12 y 14 sobre los dones y 1Corintios 13 sobre el amor, y los hemos enseñado por separado, como si el capítulo 13 de alguna manera convirtiera a los dones en una alternativa secundaria del amor. Creo que necesitamos tomar el amor y los dones juntos. Buscar el camino más perfecto -el amor- es destacar lo que enciende el deseo de los dones. La falta de deseo suprime los dones.
Cuanto más nos enamoramos de Jesús, más deseamos dejar que El nos utilice, a cualquier precio, para traer a otros a conocerle. Cuanto más deseamos ser utilizados, más reconocemos nuestra necesidad de ser dotados con Sus dones para el servicio.
Cuanto más amamos a nuestra familia y reconocemos su necesidad de conocer a Jesús, más deseamos estar equipados con los dones del Espíritu para hacer esto. Si no reconocemos nuestra necesidad, no desearemos y si no deseamos no pediremos, y a no ser que pidamos ¡no recibiremos! Cuatro veces en los capítulos 12-14 de 1Corintios, Pablo utiliza una palabra griega, zelonte, con respecto a los dones espirituales. Sugiere un deseo apasionado y una busqueda activa de los dones. Quiere decir que los dones no vienen simplemente de modo automático, sino que tienen que ser anhelados y orados. El amor ha de ser el motivo para "aspirar a los carismas superiores" (1Cor 12 31), los que hacen crecer a la Iglesia. Sin este desinterés, los dones se ven apartados de sus fines por el autointerés, la autoglorificación, y pierden su poder para desarrollar el cuerpo de Cristo.
B. LOS DONES EXPRESAN EL AMOR
Los dones son los medios que el Espíritu nos da para expresar el amor de Cristo de manera concreta y práctica. Jesús dijo, "¿Me amas? Apacienta mis corderos". (Jn 21 15). El amor no es un don carismático, ni el don carismático más grande. La palabra "Carisma" nunca se utiliza en el Nuevo Testamento para describir el amor. Pablo no pone el amor en una lista de carismas. El amor es un fruto del Espíritu, uno de los dones esenciales de la gracia junto con la Fe y la Esperanza que todos pueden recibir. Los dones carismáticos se dan algunos a uno, algunos a otros para el trabajo de servicio. He oído decir: "No necesitamos los carismas porque tenemos el carisma más grande, el amor". Mi respuesta a esto es: si un hombre perdido en el desierto se muere de hambre y de sed no le servirá si simplemente decimos que le amamos. Necesitamos hacer algo concreto: alimentarle. Los dones nos dotan para dar el Pan de Vida a los hambrientos y el Agua Vivificante del Espíritu a los sedientos.
C. EL AMOR LIBERA Y PURIFICA LOS DONES
El amor es una parte clave del modo en que Dios se propone que los dones carismáticos se manifiesten en nosotros: nuestro amor hacia los demás y la unidad de unos con otros. Como advertimos en Jn 15, si las ramas no están en unidad unas con otras, no pueden dar fruto. Lo mismo ocurre con los dones del Espíritu utilizados en nuestros grupos de oración, comunidades, grupos de compartir. Las relaciones no reconciliadas coartan el libre ejercicio de los dones. Donde hay desunión, hay pecado y el salario del pecado es la muerte. Por otro lado, las relaciones más profundas, más comprometidas, que vienen de compartir nuestras vidas dan a la gente la sensación de pertenecer, y el valor para arriesgarse a equivocarse, sin el cuál los dones desaparecen sin ser utilizados. "..todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto" (Jn 15 2). Los dones espirituales necesitan ser sometidos a y discernidos en la comunidad. Nosotros, y la gente a la que dirigimos, estamos preparados para utilizar un don cuando estamos preparados para que lo disciernan en la comunidad. La mayor unidad libera el poder del Espíritu; la desunión y el aislamiento apagan los dones del Espíritu.
D. LOS DONES SE APAGAN AL NO VER EL TRABAJO CONJUNTO DE LA DIVERSIDAD DE DONES.
Donde quiera que Pablo predique sobre los dones del Espíritu, utiliza la analogía del cuerpo. Los dones trabajan juntos. La boca no le puede decir a los pies, "No os necesito" (1Cor 12 21). Quizás los dones de la boca han disminuido o disminuirán porque no hemos cuidado de los dones de las manos: hospitalidad y administración.
Los dones se apagan si algunos miran con anhelo e insatisfacción, codiciando los dones de otros sin utilizar los suyos. Por otro lado, los dones se apagan si alguien se enorgullece de sus dones, no reconociendo la necesidad que tiene de otros.
E. LOS DONES CARISMATICOS SE APAGAN SI SE LIMITAN A PERSONAS ESPECIALES
Es frecuente hoy, encontrar una actitud de "no participación" entre gente de la Renovación Carismática. Una actitud que dice: "Los dones son sólo para gente especial y yo simplemente me sentaré cómodamente y seré "bendecido" por quienes los utilizan". Los dones espirituales no son para unos pocos, sino para todos los que forman el Cuerpo de Cristo. "A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común" (1Cor 12 7). Cuando hemos recibido el Espíritu la pregunta no es: "¿Tengo los dones?". Las preguntas son: "¿Qué dones se me han dado?", "¿Cómo quiere el Señor que ejerza los carismas que El me ha dado"? Nos veremos de lo más bendecidos por los dones por los que dejamos al Señor que nos utilice. Necesitamos estar libres de la falsa humildad que apaga los dones. Necesitamos reconocer que los dones carismáticos son dones de Dios, no de origen humano sino el fruto de la muerte y resurrección de Jesucristo -fruto que no merecemos y no hemos ganado- que son gratuitos, dones absolutamente gratuitos de Dios. "Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte" (1Cor 1 27). Necesitamos dejar que este reconocimiento supere una falsa humildad que dice que somos demasiado pecadores, demasiado indignos o ignorantes para ser utilizados por Dios. Son dones del amor de Dios; dones del Dios que dice: "¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra" (Lc 11 11).
F. EL AMOR DA AUTENTICIDAD A LOS DONES
El amor no sólo motiva, libera y purifica los dones espirituales, el amor también los hace auténticos. Pablo desafía (1Cor 14 37) la pretensión de los Corintios de ser "espirituales" porque tienen estos dones... mientras existe la envidia y la disensión entre ellos. La persona verdaderamente espiritual es la persona del amor. Sin amor, les dice, son como "bronce que suena o címbalo que retiñe". Incluso con más fuerza, el apóstol Mateo desafía a todos los que poseen dones espirituales a que sepan que sin amor, ¡no son nada! En Mateo 7, habla acerca del amor, de evitar el juicio, de tratar a otros como nos gustaría que ellos nos trataran y de dar buenos frutos. Luego como un desafío a todo carismático, cita a Jesús diciéndonos: "Muchos me dirán aquel Día "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartáos de mí, agentes de iniquidad"" (Mt 7 22-23).
Necesitamos reavivar los dones carismáticos con esperanza constante, y también necesitamos orar por una nueva efusión de amor. En la parte II, seguiré con "el poder y el autocontrol" en lo que se refiere a reavivar y perseverar en el uso de los dones carismáticos del Espíritu.
Preguntas para el debate
a) ¿Cómo reconocemos y afirmamos nosotros como dirigentes los carismas de unos y otros?
b) ¿Cómo alentamos a cada persona en nuestros grupos para que se rindan a los dones del Espíritu?
c) Si un miembro del grupo piensa que tiene un carisma, ¿cómo le ayudamos a discernir y ejercitar ese don?
PARTE I - EL AMOR
A. EL AMOR MOTIVA LOS DONES
B. LOS DONES EXPRESAN EL AMOR
C. EL AMOR LIBERA Y PURIFICA LOS DONES
D. LOS DONES SE APAGAN AL NO VER EL TRABAJO CONJUNTO DE LA DIVERSIDAD DE DONES
E. LOS DONES CARISMÁTICOS SE APAGAN SI SE LIMITAN A PERSONAS ESPECIALES
F. EL AMOR DA AUTENTICIDAD A LOS DONES
"Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2Tm 1 6). Me gustaría escribir acerca de reavivar los dones carismáticos centrando este versículo de Timoteo en la siguiente línea, versículo 7: "Porque no nos dió el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sinó de fortaleza, de amor y de templanza".
A. EL AMOR MOTIVA LOS DONES
"Buscad el amor. La caridad fraterna enraizada en el amor de Dios es el camino más perfecto"(1Cor 14 1; 13 1). Creo que con frecuencia hemos oído esa frase como un comentario que degrada los dones. Hemos tomado 1Corintios 12 y 14 sobre los dones y 1Corintios 13 sobre el amor, y los hemos enseñado por separado, como si el capítulo 13 de alguna manera convirtiera a los dones en una alternativa secundaria del amor. Creo que necesitamos tomar el amor y los dones juntos. Buscar el camino más perfecto -el amor- es destacar lo que enciende el deseo de los dones. La falta de deseo suprime los dones.
Cuanto más nos enamoramos de Jesús, más deseamos dejar que El nos utilice, a cualquier precio, para traer a otros a conocerle. Cuanto más deseamos ser utilizados, más reconocemos nuestra necesidad de ser dotados con Sus dones para el servicio.
Cuanto más amamos a nuestra familia y reconocemos su necesidad de conocer a Jesús, más deseamos estar equipados con los dones del Espíritu para hacer esto. Si no reconocemos nuestra necesidad, no desearemos y si no deseamos no pediremos, y a no ser que pidamos ¡no recibiremos! Cuatro veces en los capítulos 12-14 de 1Corintios, Pablo utiliza una palabra griega, zelonte, con respecto a los dones espirituales. Sugiere un deseo apasionado y una busqueda activa de los dones. Quiere decir que los dones no vienen simplemente de modo automático, sino que tienen que ser anhelados y orados. El amor ha de ser el motivo para "aspirar a los carismas superiores" (1Cor 12 31), los que hacen crecer a la Iglesia. Sin este desinterés, los dones se ven apartados de sus fines por el autointerés, la autoglorificación, y pierden su poder para desarrollar el cuerpo de Cristo.
B. LOS DONES EXPRESAN EL AMOR
Los dones son los medios que el Espíritu nos da para expresar el amor de Cristo de manera concreta y práctica. Jesús dijo, "¿Me amas? Apacienta mis corderos". (Jn 21 15). El amor no es un don carismático, ni el don carismático más grande. La palabra "Carisma" nunca se utiliza en el Nuevo Testamento para describir el amor. Pablo no pone el amor en una lista de carismas. El amor es un fruto del Espíritu, uno de los dones esenciales de la gracia junto con la Fe y la Esperanza que todos pueden recibir. Los dones carismáticos se dan algunos a uno, algunos a otros para el trabajo de servicio. He oído decir: "No necesitamos los carismas porque tenemos el carisma más grande, el amor". Mi respuesta a esto es: si un hombre perdido en el desierto se muere de hambre y de sed no le servirá si simplemente decimos que le amamos. Necesitamos hacer algo concreto: alimentarle. Los dones nos dotan para dar el Pan de Vida a los hambrientos y el Agua Vivificante del Espíritu a los sedientos.
C. EL AMOR LIBERA Y PURIFICA LOS DONES
El amor es una parte clave del modo en que Dios se propone que los dones carismáticos se manifiesten en nosotros: nuestro amor hacia los demás y la unidad de unos con otros. Como advertimos en Jn 15, si las ramas no están en unidad unas con otras, no pueden dar fruto. Lo mismo ocurre con los dones del Espíritu utilizados en nuestros grupos de oración, comunidades, grupos de compartir. Las relaciones no reconciliadas coartan el libre ejercicio de los dones. Donde hay desunión, hay pecado y el salario del pecado es la muerte. Por otro lado, las relaciones más profundas, más comprometidas, que vienen de compartir nuestras vidas dan a la gente la sensación de pertenecer, y el valor para arriesgarse a equivocarse, sin el cuál los dones desaparecen sin ser utilizados. "..todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto" (Jn 15 2). Los dones espirituales necesitan ser sometidos a y discernidos en la comunidad. Nosotros, y la gente a la que dirigimos, estamos preparados para utilizar un don cuando estamos preparados para que lo disciernan en la comunidad. La mayor unidad libera el poder del Espíritu; la desunión y el aislamiento apagan los dones del Espíritu.
D. LOS DONES SE APAGAN AL NO VER EL TRABAJO CONJUNTO DE LA DIVERSIDAD DE DONES.
Donde quiera que Pablo predique sobre los dones del Espíritu, utiliza la analogía del cuerpo. Los dones trabajan juntos. La boca no le puede decir a los pies, "No os necesito" (1Cor 12 21). Quizás los dones de la boca han disminuido o disminuirán porque no hemos cuidado de los dones de las manos: hospitalidad y administración.
Los dones se apagan si algunos miran con anhelo e insatisfacción, codiciando los dones de otros sin utilizar los suyos. Por otro lado, los dones se apagan si alguien se enorgullece de sus dones, no reconociendo la necesidad que tiene de otros.
E. LOS DONES CARISMATICOS SE APAGAN SI SE LIMITAN A PERSONAS ESPECIALES
Es frecuente hoy, encontrar una actitud de "no participación" entre gente de la Renovación Carismática. Una actitud que dice: "Los dones son sólo para gente especial y yo simplemente me sentaré cómodamente y seré "bendecido" por quienes los utilizan". Los dones espirituales no son para unos pocos, sino para todos los que forman el Cuerpo de Cristo. "A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común" (1Cor 12 7). Cuando hemos recibido el Espíritu la pregunta no es: "¿Tengo los dones?". Las preguntas son: "¿Qué dones se me han dado?", "¿Cómo quiere el Señor que ejerza los carismas que El me ha dado"? Nos veremos de lo más bendecidos por los dones por los que dejamos al Señor que nos utilice. Necesitamos estar libres de la falsa humildad que apaga los dones. Necesitamos reconocer que los dones carismáticos son dones de Dios, no de origen humano sino el fruto de la muerte y resurrección de Jesucristo -fruto que no merecemos y no hemos ganado- que son gratuitos, dones absolutamente gratuitos de Dios. "Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte" (1Cor 1 27). Necesitamos dejar que este reconocimiento supere una falsa humildad que dice que somos demasiado pecadores, demasiado indignos o ignorantes para ser utilizados por Dios. Son dones del amor de Dios; dones del Dios que dice: "¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra" (Lc 11 11).
F. EL AMOR DA AUTENTICIDAD A LOS DONES
El amor no sólo motiva, libera y purifica los dones espirituales, el amor también los hace auténticos. Pablo desafía (1Cor 14 37) la pretensión de los Corintios de ser "espirituales" porque tienen estos dones... mientras existe la envidia y la disensión entre ellos. La persona verdaderamente espiritual es la persona del amor. Sin amor, les dice, son como "bronce que suena o címbalo que retiñe". Incluso con más fuerza, el apóstol Mateo desafía a todos los que poseen dones espirituales a que sepan que sin amor, ¡no son nada! En Mateo 7, habla acerca del amor, de evitar el juicio, de tratar a otros como nos gustaría que ellos nos trataran y de dar buenos frutos. Luego como un desafío a todo carismático, cita a Jesús diciéndonos: "Muchos me dirán aquel Día "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartáos de mí, agentes de iniquidad"" (Mt 7 22-23).
Necesitamos reavivar los dones carismáticos con esperanza constante, y también necesitamos orar por una nueva efusión de amor. En la parte II, seguiré con "el poder y el autocontrol" en lo que se refiere a reavivar y perseverar en el uso de los dones carismáticos del Espíritu.
Preguntas para el debate
a) ¿Cómo reconocemos y afirmamos nosotros como dirigentes los carismas de unos y otros?
b) ¿Cómo alentamos a cada persona en nuestros grupos para que se rindan a los dones del Espíritu?
c) Si un miembro del grupo piensa que tiene un carisma, ¿cómo le ayudamos a discernir y ejercitar ese don?
LA RENOVACION CARISMÁTICA
La Renovación Carismática Católica (ERC) es un movimiento eclesial reconocido por la Santa Sede. Nace de la experiencia de la acción del Espíritu Santo, de una actualización de la experiencia de Pentecostés. Aviva la conciencia de todo lo que Jesús nos reveló y evoca una respuesta entusiasta para vivir la fe de la Iglesia.
La Renovación Carismática es una corriente de gracia que ha tocado transversalmente las Iglesias cristianas (católica, ortodoxa, protestante). Incluye a cerca de 600 millones de cristianos en todo el mundo.
Surgió entre los católicos en 1966 cuando unos pocos estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh, Pennsylvania – Estados Unidos), durante un retiro meditaron sobre la experiencia de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles. Entonces oraron para que ocurra lo mismo entre ellos. Experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la manifestación de dones carismáticos. La experiencia pronto se propagó por el mundo entero. Más de 120 millones de católicos participan de la espiritualidad de la RCC actualmente.
¿Que dice la iglesia?
La autoridad suprema para discernir la autenticidad de un movimiento en la Iglesia pertenece al Papa. Todos los Papas han apoyado públicamente a la renovación carismática desde su comienzo.
La Renovación Carismática, como otros movimientos reconocidos de la Iglesia Católica, está bajo la autoridad del Pontificio Consejo para los Laicos, el dicasterio de la Curia romana al servicio de los fieles laicos que tiene la responsabilidad de discernir la autenticidad de todos los movimientos. Dicho Consejo reconoce y apoya a la RCC. Esta cuenta con los servicios de una oficina internacional en Roma (ICCRS)– International Catholic Charismatic Renewal Services.
La primera conferencia de la Renovación en Roma fue en mayo de 1975. S.S. Pablo VI, el 19 de mayo de ese año exhortó a los participantes a continuar sus esfuerzos de renovación y a continuar fieles a la Iglesia:
"Este deseo auténtico de situaros en la Iglesia es un singo auténtico de la acción del Espíritu Santo... ¿Como no va a ser esta "renovación espiritual" una oportunidad para la Iglesia y el mundo? Y como, en ese caso, no tomar todos los medios para asegurar que permanezca de este modo..."
El Papa también concedió al Cardenal Suenens, su delegado ante la Renovación Carismática, celebrar misa en el altar mayor de San Pedro, lo cual es un signo extraordinario de respaldo.
Juan Pablo II a la Renovación
El Papa Juan Pablo II, hablándole a un grupo de líderes internacionales de la renovación, el 11 de diciembre de 1979, les dijo: "Estoy convencido que este movimiento es un componente muy importante en toda la renovación de la Iglesia." El les dijo que desde sus once años hace una oración diaria al Espíritu Santo y añadió: "Esta fue mi propia iniciación espiritual, así que entiendo todos estos carismas. Son todos parte de la riqueza del Señor. Estoy convencido que este movimiento es una señal de su acción"
A nadie le puede quedar duda sobre el lugar que tiene en la Iglesia a la Renovación Carismática después del Congreso mundial de Movimientos Eclesiales celebrado del 27 al 29 de mayo de 1998. Dicho congreso fue promovido oficialmente por el Pontificio Consejo para los Laicos quien formalmente invitó a la Renovación Carismática Católica. Fue un representante de la renovación carismática quién presentó al Santo Padre en nombre de todos los movimientos, los votos de fidelidad a Su Santidad y a la Iglesia.
Juan Pablo II, 29 Mayo, 2004
«Gracias al movimiento carismático, muchos cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han redescubierto Pentecostés como realidad viva y presente en su existencia cotidiana»
«Deseo que la espiritualidad de Pentecostés se difunda en la Iglesia, como empuje renovado de oración, de santidad, de comunión y de anuncio»
El Papa alentó la iniciativa denominada «Zarza ardiente», promovida por la Renovación en el Espíritu, que como él ilustró, es «una adoración incesante, día y noche, ante el santísimo Sacramento; una invitación a los fieles a "regresar al Cenáculo"».
Su objetivo, según el Papa, es que los bautizados, «unidos en la contemplación del Misterio eucarístico, intercedan por la unidad plena de los cristianos y por la conversión de los pecadores». «Deseo de corazón que esta iniciativa les lleve a muchos a redescubrir los dones del Espíritu, que en Pentecostés tienen su manantial».
«Entre nosotros, con las manos elevadas, está orando la Virgen, Madre de Cristo y de la Iglesia. Imploremos junto a ella y acojamos el don del Espíritu Santo, luz de verdad, fuerza de auténtica paz».
Otras intervenciones de JPII sobre la Renovación Carismática
Llama a la renovación: "Signo de Esperanza para el mundo" 2002
Revela a los carismáticos su oración diaria al E.S.
El Cardenal José Ratzinger, Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su presentación del libro del Cardenal Suenens sobre la Renovación Carismática, reconoció el bien que ocurre en la R.C. y presentó algunas cautelas:
En el corazón de un mundo inmerso en un escepticismo racionalista, de repente surge una nueva experiencia del Espíritu Santo. Y desde entonces ha asumido la expansión de un movimiento mundial de renovación. Lo que el Nuevo Testamento nos dice sobre los carismas -que fueron vistos como signos visibles del advenimiento del Espíritu- no es solo historia antigua, ya terminada, sino que una vez mas se esta siendo extremadamente actual.
Hablando del tema del libro, Renovación y el Poder de las Tinieblas, dice:
¿Cual es la relación entre experiencia personal y la fe común de la Iglesia? Ambos factores son importantes: la fe dogmática sin el apoyo de la experiencia personal permanece vacía; la sola experiencia, sin relación a la fe de la Iglesia permanece ciega.
Finalmente, el exhorta a quienes lean el libro, a poner atención a la doble petición del autor:
... a los responsables del ministerio eclesiástico - desde el sacerdote parroquial hasta los obispos- no dejar que la Renovación les pase sino que le den una completa bienvenida; y por la otra parte ... a los miembros de la Renovación que atesoren y mantengan su vínculo con toda la Iglesia y con los carismas de sus pastores. -Renevación y Poder de las Tinieblas, León Cardenal Suenens
Benedicto XVI a la Renovación en el Espíritu: Nada es imposible para la familia que confía en Dios
Mensaje enviado a la 30ª Convocatoria de la Renovación italiana «Rinnovamento nello Spirito» atendida por 25000 personas. 30 abril 2007
«Cuando una familia funda todo proyecto suyo en la confianza en Dios, nada le es imposible»
Mi Testimonio
Padre Jordi Rivero
Era yo un joven estudiante de ingeniería cuando mi madre me invitó a un grupo de oración. La primera visita fue una gran sorpresa. Los cantos de alabanza, el gozo, los brazos elevados hacia el cielo y el entusiasmo por la Palabra de Dios. Era evidente que aquellas personas creían en un Dios vivo que se manifestaba entre ellos. Se oraba por los enfermos, con frecuencia se cantaba y rezaba en unas lenguas extrañas según el don de lenguas. Algunas personas dieron sus testimonios de curación o de favores recibidos. Otra experiencia nueva para mi fue escuchar palabras dichas en nombre de Dios: "Hijos míos les amo", "Hijos míos quiero un pueblo fiel y obediente". Sabía que eran mensajes bíblicos, pero todos los escuchaban concientes que son mensajes dirigidos a nosotros ahora y le daban gracias a Dios.
Pregunté si eran católicos y sonriendo me dijeron "¡claro!". Yo no estaba muy convencido hasta que me demostraron que ese mismo año (1975) habían celebrado una gran conferencia en Roma y el Papa les había concedido celebrar la Santa Misa en el altar mayor de San Pedro presidida por el Cardenal Suenens. Aquella experiencia de Dios y de hermandad me atrajo y seguí participando semanalmente, como quien descubre un mundo nuevo. Mi experiencia con la renovación fue siempre católica. En ella creció mi amor a la Iglesia, María Santísima y al Papa.
Un día el líder del grupo nos invitó a un seminario de la vida en el Espíritu Santo para prepararnos a recibir el bautismo del Espíritu Santo. Nos explicaron que no se trata de un nuevo bautismo sacramental sino de una apertura del corazón para que las gracias de aquel bautismo se aviven en nosotros. Fui con gusto pero no podía yo imaginarme las consecuencias que tendría para mi vida. Antes del Bautismo en el Espíritu me confesé y cada día le pedía al Señor que me llenara de su Espíritu Santo. El día del bautismo en el Espíritu nos hablaron de Pentecostés y nos animaron a abrir el corazón a su venida. Yo hice la renuncia a Satanás y renové mi fe en el Credo. Puse mi vida en manos de Jesús. FIAT. Le pedí a La Virgen que me ayudara a entregarme como ella, en ella, que se hiciera en mi la voluntad de Dios. "Haz lo que quieras". Recuerdo cuando me arrodillé ante el Padre Doyle y el oró sobre mí. Todos estaban alabando en lenguas. En ese momento experimente al Espíritu en mi corazón revelándome a Jesús: su amor por mi, su majestad y su humildad. ¿como explicar? Pablo lo dice bien: "juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo" Filipenses 3,8. Arrobado en esa experiencia sentí la certeza de que Jesús me llamaba al sacerdocio y así lo dije. Antes lo había pensado pero le ponía resistencia, pero esta se desvaneció y quedó una convicción profunda.
Al día siguiente me sentí triste ante la vocación al sacerdocio. Otra vez me parecía que sería incapaz de tanta renuncia. Pensé que quizás fue una decisión demasiado emotiva por la experiencia. Fui a un sacerdote y me dijo lo mismo, aconsejándome terminar la carrera y entonces ver si seguía la vocación. Pero esa noche al orar recibí paz sobre la vocación y me di cuenta que esperar a terminar la carrera sería un error en mi caso. Recibí el pasaje «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» Lucas 9,62. En ese momento salí al jardín de casa y vi una paloma blanca que se posaba sobre la rama del roble. La paloma estuvo en el jardín, casi siempre en la rama por una semana. Fue para mi una señal de confirmación que me llenó de gozo. Era el año 1976. Puedo decir que desde entonces jamás he tenido ni la mas pequeña duda de que Jesús me llamó al sacerdocio. Fui ordenado el 15 de mayo de 1982. Quiero expresar mi profunda felicidad y agradecimiento a Dios por haber llamado a este indigno siervo a ser su sacerdote para siempre.
Desde que experimenté la gracia de la Renovación Carismática la he vivido y compartido. El Espíritu Santo no ha dejado de ser un fuego en mi corazón que me mueve a estar conciente de su amor y desear corresponderle. Estoy profundamente agradecido al Señor.
Padre Jordi Rivero
La Renovación Carismática es una corriente de gracia que ha tocado transversalmente las Iglesias cristianas (católica, ortodoxa, protestante). Incluye a cerca de 600 millones de cristianos en todo el mundo.
Surgió entre los católicos en 1966 cuando unos pocos estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh, Pennsylvania – Estados Unidos), durante un retiro meditaron sobre la experiencia de Pentecostés en los Hechos de los Apóstoles. Entonces oraron para que ocurra lo mismo entre ellos. Experimentaron la efusión del Espíritu Santo y la manifestación de dones carismáticos. La experiencia pronto se propagó por el mundo entero. Más de 120 millones de católicos participan de la espiritualidad de la RCC actualmente.
¿Que dice la iglesia?
La autoridad suprema para discernir la autenticidad de un movimiento en la Iglesia pertenece al Papa. Todos los Papas han apoyado públicamente a la renovación carismática desde su comienzo.
La Renovación Carismática, como otros movimientos reconocidos de la Iglesia Católica, está bajo la autoridad del Pontificio Consejo para los Laicos, el dicasterio de la Curia romana al servicio de los fieles laicos que tiene la responsabilidad de discernir la autenticidad de todos los movimientos. Dicho Consejo reconoce y apoya a la RCC. Esta cuenta con los servicios de una oficina internacional en Roma (ICCRS)– International Catholic Charismatic Renewal Services.
La primera conferencia de la Renovación en Roma fue en mayo de 1975. S.S. Pablo VI, el 19 de mayo de ese año exhortó a los participantes a continuar sus esfuerzos de renovación y a continuar fieles a la Iglesia:
"Este deseo auténtico de situaros en la Iglesia es un singo auténtico de la acción del Espíritu Santo... ¿Como no va a ser esta "renovación espiritual" una oportunidad para la Iglesia y el mundo? Y como, en ese caso, no tomar todos los medios para asegurar que permanezca de este modo..."
El Papa también concedió al Cardenal Suenens, su delegado ante la Renovación Carismática, celebrar misa en el altar mayor de San Pedro, lo cual es un signo extraordinario de respaldo.
Juan Pablo II a la Renovación
El Papa Juan Pablo II, hablándole a un grupo de líderes internacionales de la renovación, el 11 de diciembre de 1979, les dijo: "Estoy convencido que este movimiento es un componente muy importante en toda la renovación de la Iglesia." El les dijo que desde sus once años hace una oración diaria al Espíritu Santo y añadió: "Esta fue mi propia iniciación espiritual, así que entiendo todos estos carismas. Son todos parte de la riqueza del Señor. Estoy convencido que este movimiento es una señal de su acción"
A nadie le puede quedar duda sobre el lugar que tiene en la Iglesia a la Renovación Carismática después del Congreso mundial de Movimientos Eclesiales celebrado del 27 al 29 de mayo de 1998. Dicho congreso fue promovido oficialmente por el Pontificio Consejo para los Laicos quien formalmente invitó a la Renovación Carismática Católica. Fue un representante de la renovación carismática quién presentó al Santo Padre en nombre de todos los movimientos, los votos de fidelidad a Su Santidad y a la Iglesia.
Juan Pablo II, 29 Mayo, 2004
«Gracias al movimiento carismático, muchos cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han redescubierto Pentecostés como realidad viva y presente en su existencia cotidiana»
«Deseo que la espiritualidad de Pentecostés se difunda en la Iglesia, como empuje renovado de oración, de santidad, de comunión y de anuncio»
El Papa alentó la iniciativa denominada «Zarza ardiente», promovida por la Renovación en el Espíritu, que como él ilustró, es «una adoración incesante, día y noche, ante el santísimo Sacramento; una invitación a los fieles a "regresar al Cenáculo"».
Su objetivo, según el Papa, es que los bautizados, «unidos en la contemplación del Misterio eucarístico, intercedan por la unidad plena de los cristianos y por la conversión de los pecadores». «Deseo de corazón que esta iniciativa les lleve a muchos a redescubrir los dones del Espíritu, que en Pentecostés tienen su manantial».
«Entre nosotros, con las manos elevadas, está orando la Virgen, Madre de Cristo y de la Iglesia. Imploremos junto a ella y acojamos el don del Espíritu Santo, luz de verdad, fuerza de auténtica paz».
Otras intervenciones de JPII sobre la Renovación Carismática
Llama a la renovación: "Signo de Esperanza para el mundo" 2002
Revela a los carismáticos su oración diaria al E.S.
El Cardenal José Ratzinger, Prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su presentación del libro del Cardenal Suenens sobre la Renovación Carismática, reconoció el bien que ocurre en la R.C. y presentó algunas cautelas:
En el corazón de un mundo inmerso en un escepticismo racionalista, de repente surge una nueva experiencia del Espíritu Santo. Y desde entonces ha asumido la expansión de un movimiento mundial de renovación. Lo que el Nuevo Testamento nos dice sobre los carismas -que fueron vistos como signos visibles del advenimiento del Espíritu- no es solo historia antigua, ya terminada, sino que una vez mas se esta siendo extremadamente actual.
Hablando del tema del libro, Renovación y el Poder de las Tinieblas, dice:
¿Cual es la relación entre experiencia personal y la fe común de la Iglesia? Ambos factores son importantes: la fe dogmática sin el apoyo de la experiencia personal permanece vacía; la sola experiencia, sin relación a la fe de la Iglesia permanece ciega.
Finalmente, el exhorta a quienes lean el libro, a poner atención a la doble petición del autor:
... a los responsables del ministerio eclesiástico - desde el sacerdote parroquial hasta los obispos- no dejar que la Renovación les pase sino que le den una completa bienvenida; y por la otra parte ... a los miembros de la Renovación que atesoren y mantengan su vínculo con toda la Iglesia y con los carismas de sus pastores. -Renevación y Poder de las Tinieblas, León Cardenal Suenens
Benedicto XVI a la Renovación en el Espíritu: Nada es imposible para la familia que confía en Dios
Mensaje enviado a la 30ª Convocatoria de la Renovación italiana «Rinnovamento nello Spirito» atendida por 25000 personas. 30 abril 2007
«Cuando una familia funda todo proyecto suyo en la confianza en Dios, nada le es imposible»
Mi Testimonio
Padre Jordi Rivero
Era yo un joven estudiante de ingeniería cuando mi madre me invitó a un grupo de oración. La primera visita fue una gran sorpresa. Los cantos de alabanza, el gozo, los brazos elevados hacia el cielo y el entusiasmo por la Palabra de Dios. Era evidente que aquellas personas creían en un Dios vivo que se manifestaba entre ellos. Se oraba por los enfermos, con frecuencia se cantaba y rezaba en unas lenguas extrañas según el don de lenguas. Algunas personas dieron sus testimonios de curación o de favores recibidos. Otra experiencia nueva para mi fue escuchar palabras dichas en nombre de Dios: "Hijos míos les amo", "Hijos míos quiero un pueblo fiel y obediente". Sabía que eran mensajes bíblicos, pero todos los escuchaban concientes que son mensajes dirigidos a nosotros ahora y le daban gracias a Dios.
Pregunté si eran católicos y sonriendo me dijeron "¡claro!". Yo no estaba muy convencido hasta que me demostraron que ese mismo año (1975) habían celebrado una gran conferencia en Roma y el Papa les había concedido celebrar la Santa Misa en el altar mayor de San Pedro presidida por el Cardenal Suenens. Aquella experiencia de Dios y de hermandad me atrajo y seguí participando semanalmente, como quien descubre un mundo nuevo. Mi experiencia con la renovación fue siempre católica. En ella creció mi amor a la Iglesia, María Santísima y al Papa.
Un día el líder del grupo nos invitó a un seminario de la vida en el Espíritu Santo para prepararnos a recibir el bautismo del Espíritu Santo. Nos explicaron que no se trata de un nuevo bautismo sacramental sino de una apertura del corazón para que las gracias de aquel bautismo se aviven en nosotros. Fui con gusto pero no podía yo imaginarme las consecuencias que tendría para mi vida. Antes del Bautismo en el Espíritu me confesé y cada día le pedía al Señor que me llenara de su Espíritu Santo. El día del bautismo en el Espíritu nos hablaron de Pentecostés y nos animaron a abrir el corazón a su venida. Yo hice la renuncia a Satanás y renové mi fe en el Credo. Puse mi vida en manos de Jesús. FIAT. Le pedí a La Virgen que me ayudara a entregarme como ella, en ella, que se hiciera en mi la voluntad de Dios. "Haz lo que quieras". Recuerdo cuando me arrodillé ante el Padre Doyle y el oró sobre mí. Todos estaban alabando en lenguas. En ese momento experimente al Espíritu en mi corazón revelándome a Jesús: su amor por mi, su majestad y su humildad. ¿como explicar? Pablo lo dice bien: "juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo" Filipenses 3,8. Arrobado en esa experiencia sentí la certeza de que Jesús me llamaba al sacerdocio y así lo dije. Antes lo había pensado pero le ponía resistencia, pero esta se desvaneció y quedó una convicción profunda.
Al día siguiente me sentí triste ante la vocación al sacerdocio. Otra vez me parecía que sería incapaz de tanta renuncia. Pensé que quizás fue una decisión demasiado emotiva por la experiencia. Fui a un sacerdote y me dijo lo mismo, aconsejándome terminar la carrera y entonces ver si seguía la vocación. Pero esa noche al orar recibí paz sobre la vocación y me di cuenta que esperar a terminar la carrera sería un error en mi caso. Recibí el pasaje «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.» Lucas 9,62. En ese momento salí al jardín de casa y vi una paloma blanca que se posaba sobre la rama del roble. La paloma estuvo en el jardín, casi siempre en la rama por una semana. Fue para mi una señal de confirmación que me llenó de gozo. Era el año 1976. Puedo decir que desde entonces jamás he tenido ni la mas pequeña duda de que Jesús me llamó al sacerdocio. Fui ordenado el 15 de mayo de 1982. Quiero expresar mi profunda felicidad y agradecimiento a Dios por haber llamado a este indigno siervo a ser su sacerdote para siempre.
Desde que experimenté la gracia de la Renovación Carismática la he vivido y compartido. El Espíritu Santo no ha dejado de ser un fuego en mi corazón que me mueve a estar conciente de su amor y desear corresponderle. Estoy profundamente agradecido al Señor.
Padre Jordi Rivero
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