domingo, 6 de julio de 2008

REAVIVANDO LOS DONES DEL ESPIRITU

ESQUEMA DE ENSEÑANZA

PARTE I - EL AMOR

A. EL AMOR MOTIVA LOS DONES

B. LOS DONES EXPRESAN EL AMOR

C. EL AMOR LIBERA Y PURIFICA LOS DONES

D. LOS DONES SE APAGAN AL NO VER EL TRABAJO CONJUNTO DE LA DIVERSIDAD DE DONES

E. LOS DONES CARISMÁTICOS SE APAGAN SI SE LIMITAN A PERSONAS ESPECIALES

F. EL AMOR DA AUTENTICIDAD A LOS DONES



"Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos" (2Tm 1 6). Me gustaría escribir acerca de reavivar los dones carismáticos centrando este versículo de Timoteo en la siguiente línea, versículo 7: "Porque no nos dió el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sinó de fortaleza, de amor y de templanza".



A. EL AMOR MOTIVA LOS DONES

"Buscad el amor. La caridad fraterna enraizada en el amor de Dios es el camino más perfecto"(1Cor 14 1; 13 1). Creo que con frecuencia hemos oído esa frase como un comentario que degrada los dones. Hemos tomado 1Corintios 12 y 14 sobre los dones y 1Corintios 13 sobre el amor, y los hemos enseñado por separado, como si el capítulo 13 de alguna manera convirtiera a los dones en una alternativa secundaria del amor. Creo que necesitamos tomar el amor y los dones juntos. Buscar el camino más perfecto -el amor- es destacar lo que enciende el deseo de los dones. La falta de deseo suprime los dones.

Cuanto más nos enamoramos de Jesús, más deseamos dejar que El nos utilice, a cualquier precio, para traer a otros a conocerle. Cuanto más deseamos ser utilizados, más reconocemos nuestra necesidad de ser dotados con Sus dones para el servicio.

Cuanto más amamos a nuestra familia y reconocemos su necesidad de conocer a Jesús, más deseamos estar equipados con los dones del Espíritu para hacer esto. Si no reconocemos nuestra necesidad, no desearemos y si no deseamos no pediremos, y a no ser que pidamos ¡no recibiremos! Cuatro veces en los capítulos 12-14 de 1Corintios, Pablo utiliza una palabra griega, zelonte, con respecto a los dones espirituales. Sugiere un deseo apasionado y una busqueda activa de los dones. Quiere decir que los dones no vienen simplemente de modo automático, sino que tienen que ser anhelados y orados. El amor ha de ser el motivo para "aspirar a los carismas superiores" (1Cor 12 31), los que hacen crecer a la Iglesia. Sin este desinterés, los dones se ven apartados de sus fines por el autointerés, la autoglorificación, y pierden su poder para desarrollar el cuerpo de Cristo.



B. LOS DONES EXPRESAN EL AMOR

Los dones son los medios que el Espíritu nos da para expresar el amor de Cristo de manera concreta y práctica. Jesús dijo, "¿Me amas? Apacienta mis corderos". (Jn 21 15). El amor no es un don carismático, ni el don carismático más grande. La palabra "Carisma" nunca se utiliza en el Nuevo Testamento para describir el amor. Pablo no pone el amor en una lista de carismas. El amor es un fruto del Espíritu, uno de los dones esenciales de la gracia junto con la Fe y la Esperanza que todos pueden recibir. Los dones carismáticos se dan algunos a uno, algunos a otros para el trabajo de servicio. He oído decir: "No necesitamos los carismas porque tenemos el carisma más grande, el amor". Mi respuesta a esto es: si un hombre perdido en el desierto se muere de hambre y de sed no le servirá si simplemente decimos que le amamos. Necesitamos hacer algo concreto: alimentarle. Los dones nos dotan para dar el Pan de Vida a los hambrientos y el Agua Vivificante del Espíritu a los sedientos.



C. EL AMOR LIBERA Y PURIFICA LOS DONES

El amor es una parte clave del modo en que Dios se propone que los dones carismáticos se manifiesten en nosotros: nuestro amor hacia los demás y la unidad de unos con otros. Como advertimos en Jn 15, si las ramas no están en unidad unas con otras, no pueden dar fruto. Lo mismo ocurre con los dones del Espíritu utilizados en nuestros grupos de oración, comunidades, grupos de compartir. Las relaciones no reconciliadas coartan el libre ejercicio de los dones. Donde hay desunión, hay pecado y el salario del pecado es la muerte. Por otro lado, las relaciones más profundas, más comprometidas, que vienen de compartir nuestras vidas dan a la gente la sensación de pertenecer, y el valor para arriesgarse a equivocarse, sin el cuál los dones desaparecen sin ser utilizados. "..todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto" (Jn 15 2). Los dones espirituales necesitan ser sometidos a y discernidos en la comunidad. Nosotros, y la gente a la que dirigimos, estamos preparados para utilizar un don cuando estamos preparados para que lo disciernan en la comunidad. La mayor unidad libera el poder del Espíritu; la desunión y el aislamiento apagan los dones del Espíritu.



D. LOS DONES SE APAGAN AL NO VER EL TRABAJO CONJUNTO DE LA DIVERSIDAD DE DONES.

Donde quiera que Pablo predique sobre los dones del Espíritu, utiliza la analogía del cuerpo. Los dones trabajan juntos. La boca no le puede decir a los pies, "No os necesito" (1Cor 12 21). Quizás los dones de la boca han disminuido o disminuirán porque no hemos cuidado de los dones de las manos: hospitalidad y administración.

Los dones se apagan si algunos miran con anhelo e insatisfacción, codiciando los dones de otros sin utilizar los suyos. Por otro lado, los dones se apagan si alguien se enorgullece de sus dones, no reconociendo la necesidad que tiene de otros.



E. LOS DONES CARISMATICOS SE APAGAN SI SE LIMITAN A PERSONAS ESPECIALES

Es frecuente hoy, encontrar una actitud de "no participación" entre gente de la Renovación Carismática. Una actitud que dice: "Los dones son sólo para gente especial y yo simplemente me sentaré cómodamente y seré "bendecido" por quienes los utilizan". Los dones espirituales no son para unos pocos, sino para todos los que forman el Cuerpo de Cristo. "A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común" (1Cor 12 7). Cuando hemos recibido el Espíritu la pregunta no es: "¿Tengo los dones?". Las preguntas son: "¿Qué dones se me han dado?", "¿Cómo quiere el Señor que ejerza los carismas que El me ha dado"? Nos veremos de lo más bendecidos por los dones por los que dejamos al Señor que nos utilice. Necesitamos estar libres de la falsa humildad que apaga los dones. Necesitamos reconocer que los dones carismáticos son dones de Dios, no de origen humano sino el fruto de la muerte y resurrección de Jesucristo -fruto que no merecemos y no hemos ganado- que son gratuitos, dones absolutamente gratuitos de Dios. "Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte" (1Cor 1 27). Necesitamos dejar que este reconocimiento supere una falsa humildad que dice que somos demasiado pecadores, demasiado indignos o ignorantes para ser utilizados por Dios. Son dones del amor de Dios; dones del Dios que dice: "¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra" (Lc 11 11).



F. EL AMOR DA AUTENTICIDAD A LOS DONES

El amor no sólo motiva, libera y purifica los dones espirituales, el amor también los hace auténticos. Pablo desafía (1Cor 14 37) la pretensión de los Corintios de ser "espirituales" porque tienen estos dones... mientras existe la envidia y la disensión entre ellos. La persona verdaderamente espiritual es la persona del amor. Sin amor, les dice, son como "bronce que suena o címbalo que retiñe". Incluso con más fuerza, el apóstol Mateo desafía a todos los que poseen dones espirituales a que sepan que sin amor, ¡no son nada! En Mateo 7, habla acerca del amor, de evitar el juicio, de tratar a otros como nos gustaría que ellos nos trataran y de dar buenos frutos. Luego como un desafío a todo carismático, cita a Jesús diciéndonos: "Muchos me dirán aquel Día "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartáos de mí, agentes de iniquidad"" (Mt 7 22-23).

Necesitamos reavivar los dones carismáticos con esperanza constante, y también necesitamos orar por una nueva efusión de amor. En la parte II, seguiré con "el poder y el autocontrol" en lo que se refiere a reavivar y perseverar en el uso de los dones carismáticos del Espíritu.



Preguntas para el debate

a) ¿Cómo reconocemos y afirmamos nosotros como dirigentes los carismas de unos y otros?

b) ¿Cómo alentamos a cada persona en nuestros grupos para que se rindan a los dones del Espíritu?

c) Si un miembro del grupo piensa que tiene un carisma, ¿cómo le ayudamos a discernir y ejercitar ese don?

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